Realidades paralelas
Siempre la primera línea de una novela es muy importante. Esas cuatro, cinco palabras tienen la responsabilidad de hacer que el lector se quede o desista de la lectura.
31 de octubre de 200...
Estuve toda la mañana escribiendo. Se supone trabajando, pero no pare un minuto de pensar en él. Por eso deje el texto de lado y volví a este diario que me ayuda a liberarme.
Últimamente las cosas se volvieron extrañas, raras, repetitivas. Lo que me asusta son los elementos en común.
Veamos, Cabildo, sábado, casi 6 de la tarde. Un niño y su madre conversan. La madre le dice: y ahora una ducha y a dormir, estoy muy cansada, trabaje mucho toda la semana. El nene la mirada, extrañado y sigue jugando con su transformer transparente y articulado. Yo me pierdo en medio de ese juguete rojo cristal. La madre y le nene se alejan.
Domingo, 2 de la tarde, Palomar final de recorrido del 123. Una madre y su hijo bajan del colectivo frente a mi, la madre le dice algo que no comprendo. El nene agacha la cabeza y se concentra en su transformer articulado y transparente. Y yo como hipnotizado me pierdo en ese juguete rojo cristal. Hace solo un mes que volví y Buenos Aires ya me esta afectando. Voy a seguir escribiendo mientras el cigarrillo se consume solitario. Tengo que entregar esta reseña en una hora y, sin embargo, este diario me atrapa...